La soledad de los números primos, de Paolo Giordano, cuenta la historia de dos personas que, debido a sus circunstancias, son algo diferentes del resto.
Alice es una joven con un problema de anorexia y que además tuvo un accidente de pequeña esquiando, lo que la dejó coja. A lo largo de la historia, ella se esfuerza por intentar encajar y parecerse en lo posible a una compañera de clase, Viola, que es la más popular.
El otro protagonista, Mattia, es un chaval muy inteligente pero que no se relaciona con nadie. Su problema venía de su infancia. Él siempre se había visto rechazado debido a que su hermana tenia un retraso mental y los dejaba en situaciones comprometidas. Cuando un día lo invitaron a él y a su hermana a un cumpleaños, él le dice que se espere en el parque y que luego la recogería. Tras estar varias horas en el cumpleaños, fue a buscar a su hermana, pero ella ya no estaba. No la pudieron encontrar jamás y la dieron por muerta.
Estás dos historias se unen cuando Alice y Mattia se conocen en una fiesta de cumpleaños. A partir de entonces, se hacen amigos inseparables, ya que al ser distintos encajan a la perfección. Con el transcurso de los años, se van distanciando poco a poco. Alice se casa y Mattia se va al extranjero a trabajar. Como ninguno es capaz de decirle al otro lo que siente, al final quedan separados y solos.
Cuando empecé a leer el libro, me pareció un poco extraño, ya que las historias de los personajes van por separado. Sin embargo, a medida que seguí leyendo me fue gustando más e incluso me sentí identificado con los protagonistas en algún momento. Lo qué sí me chocó un poco fue el final, que es difícil de esperar, aunque la verdad es que ese final hace que sea mucho más original y que el título tenga más sentido: los dos protagonistas, al igual que los números primos, están condenados a estar solos.
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